Lentamente y sin darme cuenta me voy haciendo experto en el engañoso arte del equivocarse. Me equivoco todo el tiempo... Apenas pienso que doy en el blanco y ¡paf!, fue que apunté hacia otro lado. Creo que al final de cuentas no está del todo mal especializarse en la confusa labor del principiante. Dicen que dicen los antiguos que ahí siempre abundan nuevas posibilidades... Aunque tal vez en esto puedo estar equivocado.
En el camino del equivocarme voy tomando notas que acompañan mi días de práctica, apuntando los detalles, aquello que no entiendo, cosas que con el tiempo van anudando sus formas y sus giros como el vuelo de una mariposa guiada por el viento. Como aquella del sueño del maestro, que escapaba de los ataques de un gigante moviéndose a su alrededor sin poder ser atrapada y libre de cualquier resentimiento.
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